No he terminado de leer... Me pasé por Galilea, por ese amor que solo quienes vivimos con animales comprendemos y que los que no viven con ellos, casi siempre juzgan; sentí a la abuela tejiendo constelaciones; leí, sentí, volví a leer y me alojé en tu "tonadita" a la muerte y entonces siento la urgencia de agradecerte por escribirla, por compartirla. Será esa tonadita, con tu permiso, mi santísima trinidad (así sin mayúsculas, para no faltar a quienes sean más creyentes que yo) a partir de ahora, para convivir con la amiga muerta que siempre esta a nuestro lado aunque la ignoramos. La llorona, cantada por Chavela (hay otras hermosas versiones, pero la de Chavela es esa que me desgarra, me prepara de mejor manera para ese abrazo cuando llegue, porque sé que será un abraz, El pato la muerte y el tulipán de Elbruch (no estoy segura de escribirlo bien) leído en voz alta mientras miro esa ilustración de la muerte con delantal a cuadros que tanto me enternece y... Tu tonadita. He ahí la trilogía perfecta para decirle a ella, la parca, la muerte, que bienvenido será su abrazo en el día y la hora que así está previsto.
Seguiré leyendo, leyendote y seguramente releeré.
¡Gracias por tu generosidad a través de las letras que unes al escribir, al hablar, al vivir!
Que bonito lo de Galilea, yo tampoco he querido ser convencional para los nombres: el Diego es Diego Armando, tuve un conejo llamado Hugo Gottardi, dos tarántulas (Bernarda de Alba y Josefina Ibáñez) y así. ¡Gracias Lucas!
¡Larga vida a Galilea y a esa bella familia!
¡Sea, armadillos! ¡Sea!
No he terminado de leer... Me pasé por Galilea, por ese amor que solo quienes vivimos con animales comprendemos y que los que no viven con ellos, casi siempre juzgan; sentí a la abuela tejiendo constelaciones; leí, sentí, volví a leer y me alojé en tu "tonadita" a la muerte y entonces siento la urgencia de agradecerte por escribirla, por compartirla. Será esa tonadita, con tu permiso, mi santísima trinidad (así sin mayúsculas, para no faltar a quienes sean más creyentes que yo) a partir de ahora, para convivir con la amiga muerta que siempre esta a nuestro lado aunque la ignoramos. La llorona, cantada por Chavela (hay otras hermosas versiones, pero la de Chavela es esa que me desgarra, me prepara de mejor manera para ese abrazo cuando llegue, porque sé que será un abraz, El pato la muerte y el tulipán de Elbruch (no estoy segura de escribirlo bien) leído en voz alta mientras miro esa ilustración de la muerte con delantal a cuadros que tanto me enternece y... Tu tonadita. He ahí la trilogía perfecta para decirle a ella, la parca, la muerte, que bienvenido será su abrazo en el día y la hora que así está previsto.
Seguiré leyendo, leyendote y seguramente releeré.
¡Gracias por tu generosidad a través de las letras que unes al escribir, al hablar, al vivir!
Toda tuya, Caro, la tonadita. Y qué honor bello estar al lado del pato, la muerte y el tulipán, librazo donde los haya. ¡Alegría!
Que bonito lo de Galilea, yo tampoco he querido ser convencional para los nombres: el Diego es Diego Armando, tuve un conejo llamado Hugo Gottardi, dos tarántulas (Bernarda de Alba y Josefina Ibáñez) y así. ¡Gracias Lucas!
Me encantan los nombres de las tarántulas, y grande, siempre gigante, el Diego. ¡Alegría, Emilio!