Hola, Lucas. Soy Rocío y comparto el oficio de docencia. Hace muchos años soy profesora hora cátedra y tú escrito me llega muy directo. He pasado tantos momentos malucos e injustos con algunas universidades que me duele enumerarlos. Gracias por compartir, realmente sí es algo personal. Un abrazo y estaré atenta a los cursos o talleres que brindes.
Es una situación muy rara, esquizofrénica, incluso: afirmamos el valor de la educación, pero nos ocupamos más bien poco de las condiciones de la educación. Gracias por el mensaje, Rocío. Ahí seguiremos, haciendo lo mejor posible, pese a todo. ¡Alegría!
Dicen La muchacha y Pedro Pastor: "Ser corriente que baje sola
A encontrarse con más corrientes
He de amar todas mis olas
Para amar todos mis frentes". Estamos hechos para el amor, como el tigre de Norah, pero también para la rabia. Te acompaño en el ejercicio de reconocer y sacar la rabia. Sé que para ti siempre habrá un tablero.
Amigo, desde el otro lado del charco y desde la posición tan distinta que es la renuncia (cuya diferencia radical es haberla podido engendrar, tramitar y parir), te digo: seremos profesorxs para toda la vida. Renunciar a ser maestra de escuela es de las cosas más difíciles y hermosas que he hecho en la vida.
A veces podemos elegir y a veces esa renuncia es forzada, y ambas cosas, espero, dejan abierto el panorama de la transformación, de la posibilidad y de la esperanza.
Espero que la rabia -merecida- del resultado de los modos del capitalismo tardío en las instituciones educativas vaya encontrando suelo fértil en el que volverse creatividad, que destilas y nos invitas a destilar, ya sea para encontrar o para crear otros tableros en otros mundos posibles. Y espero que seas profe para toda la vida.
Ahh Lucas. A mi tampoco me gusta tener rabia. Es una emoción que no se direccionar, entender, apreciar. Desde hace un tiempo un amigue me ha estado tratando de enseñar el valor que hay en la rabia. Me ha mostrado con mucha paciencia toda la información que contiene un enojo. A la rabia le tengo que agradecer los (lastimosamente poco frecuente) momentos en los que he tenido la claridad para defender mis derechos y mis convicciones y enfrentarme a formas más poderosas y menos gentiles de entender el mundo.
En fin. Que como siempre muchas gracias por tener la generosidad de compartir con nosotras tus escritos, incluso aquellos de los quizá no estás tan orgulloso. Leerte siempre es un placer y un tesoro.
Yo también he aprendido cosas de la rabia, en mi caso ha sido un aprendizaje muy teso aprender a no asociarla a la violencia. Pero enseña, sí, y también da fuego. El agón lo llamaban los griegos. Gracias por leer, y por el abrazo que me llegó ayer en brazos de tu mamá. ¡Alegría!
Rey, qué bendita putada. Supongo que da un poco más de rabia cuando no hay una persona sobre la cual descargar el enojo, cuando toda la decisión recae supuestamente en algún tipo de sistema inteligentísimo. Los tableros también te van a extrañar este rato. Prendo una vela para que sea apenas una pausa y nada más que una brevísima pausa. Alegría, muchacho.
La culpa es del sistema, del algoritmo, de los plenipotenciarios dioses en la máquina. Es muy charro y muy frustrante, y el problema es que los estudiantes usan IA para escribir cosas. Pero bueno, que sea pausa, y que vuelvan los tableros. ¡Alegría, compañero!
Uno sabe quien es uno, Emilio, eso es. "Joven ateniense, sé fiel a ti mismo y sé fiel al misterio. Todo el resto es perjurio", lo dijo Dickinson. Yo le creo. ¡Alegría!
Hola, Lucas. Soy Rocío y comparto el oficio de docencia. Hace muchos años soy profesora hora cátedra y tú escrito me llega muy directo. He pasado tantos momentos malucos e injustos con algunas universidades que me duele enumerarlos. Gracias por compartir, realmente sí es algo personal. Un abrazo y estaré atenta a los cursos o talleres que brindes.
Es una situación muy rara, esquizofrénica, incluso: afirmamos el valor de la educación, pero nos ocupamos más bien poco de las condiciones de la educación. Gracias por el mensaje, Rocío. Ahí seguiremos, haciendo lo mejor posible, pese a todo. ¡Alegría!
Dicen La muchacha y Pedro Pastor: "Ser corriente que baje sola
A encontrarse con más corrientes
He de amar todas mis olas
Para amar todos mis frentes". Estamos hechos para el amor, como el tigre de Norah, pero también para la rabia. Te acompaño en el ejercicio de reconocer y sacar la rabia. Sé que para ti siempre habrá un tablero.
Un abrazo inmenso, María José. Siempre habrá un tablero. ¡Alegría!
Amigo, desde el otro lado del charco y desde la posición tan distinta que es la renuncia (cuya diferencia radical es haberla podido engendrar, tramitar y parir), te digo: seremos profesorxs para toda la vida. Renunciar a ser maestra de escuela es de las cosas más difíciles y hermosas que he hecho en la vida.
A veces podemos elegir y a veces esa renuncia es forzada, y ambas cosas, espero, dejan abierto el panorama de la transformación, de la posibilidad y de la esperanza.
Espero que la rabia -merecida- del resultado de los modos del capitalismo tardío en las instituciones educativas vaya encontrando suelo fértil en el que volverse creatividad, que destilas y nos invitas a destilar, ya sea para encontrar o para crear otros tableros en otros mundos posibles. Y espero que seas profe para toda la vida.
Y te quiero.
Amiga, gracias por leer, y por comentar. El suelo fértil lo inventamos, y hay que creer en la posibilidad de la esperanza. ¡Alegría!
Ahh Lucas. A mi tampoco me gusta tener rabia. Es una emoción que no se direccionar, entender, apreciar. Desde hace un tiempo un amigue me ha estado tratando de enseñar el valor que hay en la rabia. Me ha mostrado con mucha paciencia toda la información que contiene un enojo. A la rabia le tengo que agradecer los (lastimosamente poco frecuente) momentos en los que he tenido la claridad para defender mis derechos y mis convicciones y enfrentarme a formas más poderosas y menos gentiles de entender el mundo.
En fin. Que como siempre muchas gracias por tener la generosidad de compartir con nosotras tus escritos, incluso aquellos de los quizá no estás tan orgulloso. Leerte siempre es un placer y un tesoro.
Yo también he aprendido cosas de la rabia, en mi caso ha sido un aprendizaje muy teso aprender a no asociarla a la violencia. Pero enseña, sí, y también da fuego. El agón lo llamaban los griegos. Gracias por leer, y por el abrazo que me llegó ayer en brazos de tu mamá. ¡Alegría!
Rey, qué bendita putada. Supongo que da un poco más de rabia cuando no hay una persona sobre la cual descargar el enojo, cuando toda la decisión recae supuestamente en algún tipo de sistema inteligentísimo. Los tableros también te van a extrañar este rato. Prendo una vela para que sea apenas una pausa y nada más que una brevísima pausa. Alegría, muchacho.
La culpa es del sistema, del algoritmo, de los plenipotenciarios dioses en la máquina. Es muy charro y muy frustrante, y el problema es que los estudiantes usan IA para escribir cosas. Pero bueno, que sea pausa, y que vuelvan los tableros. ¡Alegría, compañero!
Me pasó con el DANE este año.... Igual uno sabe quién es uno... Grande Lucas!
Uno sabe quien es uno, Emilio, eso es. "Joven ateniense, sé fiel a ti mismo y sé fiel al misterio. Todo el resto es perjurio", lo dijo Dickinson. Yo le creo. ¡Alegría!